La frase clave fue de Xavier: “Palm va a volver a ser cool”. La reestructuración interna de Palm a todos los niveles, después de superar el bache del Foleo, se traducirá pronto en renovadas estrategias de producto. La compañía intenta meter la cabeza en el mercado de consumo sin perder sus señas de identidad (como, por ejemplo, su sempiterno teclado Qwerty) y amenaza con cambios en sus futuros dispositivos, llevados por la nueva versión de su Palm OS, que esperan que aparezca el año que viene, mano a mano con Android.
¿Estará el nuevo Palm OS orientado hacia una interfaz táctil (modelo iPhone)? Silencio. Sonrisa pícara. Pero se menciona por ahí el reciente fichaje de Palm, John Rubinstein, uno de los responsables del iPhone en Apple. Y hasta hay alabanzas para “esa nueva marca que ha aparecido y que lo ha hecho muy bien”. Nada concreto. Tan sólo algunas pistas de lo que significará la nueva versión de su sistema operativo: plataforma muy abierta para favorecer desarrollos rápidos y sencillos, diseño atractivo e intuitivo. Y una promesa a medias: más noticias, después del verano. — Rafa M. Claudín
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