¿…Y qué pasa si un astronauta se va flotando por el espacio?
Para empezar, los cables de acero que usan en la mayoría de los casos soportan una fuerza de hasta 500 kilos. Si el paseo espacial incluye a más de una persona, se suelen atar entre ellos.
Pero imaginemos que las ataduras fallan. En ese caso, los astronautas están debidamente equipados con jetpacks, como Duke Dukem. Es decir, mochilas propulsoras. Cada una de ellas lleva lo que llaman un “SAFER“, que se podría traducir como “seguro”, pero que además son las siglas de “Simplified Aid For Extra-vehicular activity Rescue” (ya conocemos como son los estadounidenses con sus siglas). El Safer consta de unos pequeños joysticks que controlan los propulsores de nitrógeno líquido, que permitiría que se dirigiera de nuevo a la estación.
Pero vamos a ponernos cab**nes, que es lo que os gusta. Imaginemos que el astronauta sufre un golpe, digamos, echando a perder su propulsor y dejándole inconsciente, a la par que se aleja de la estación. ¿Qué se hace en ese caso?
Según Michael Curie, de la NASA, “una operación de rescate podría y debería ser llevada a cabo por un segundo ‘spacewalker’ [astronauta que sale de paseo espacial], y/o por los otros miembros de la tripulación de la estación espacial.”
No comenta los pasos exactos a seguir porque dependería de la situación en concreto, pero añade que “estamos muy contentos con nuestro sistema de ataduras y el SAFER.”
En otros casos, si el astronauta perdido está a cierto ángulo con respecto a la órbita terrestre, en aproximadamente una hora volvería a encontrarse él solo con la estación espacial, debido a la dinámica de las órbitas.
Si de alguna manera fuera imposible traerle de vuelta, los filtros del dióxido de carbono del astronauta perdido se acabarían, terminando por asfixiarse en su traje espacial. — Javier G. Pereda [PopSci]