¿Buenos virus?

Empresas

La utilización de virus y gusanos informáticos para acabar con la piratería no es el mejor camino.

Se cifran en miles de millones de euros las pérdidas que ocasiona la piratería, tanto de software, como de música, lo que no ha evitado que la española SGAE haya batido su propio récord de ingresos, anunciados hace apenas un par de semanas, cifrados en más de 300 millones de euros.

Quizá la piratería moralmente más aceptada sea la de la música y lo cierto es que los usuarios de la redes peer-to-peer hacen su agosto consiguiendo canciones de manera gratuita, normalmente en formato MP3.

Pero también son pérdidas mil millonarias las que ocasionan los virus, gusanos y ataques informáticos, tanto a empresas como a usuarios finales. Lo que resulta poco menos que cómico es que los creadores de virus, que tanto daño hacen, se hayan convertido en los defensores de la propiedad intelectual. Quizá se sienten identificados con los que pasan horas en un estudio de música tocando acordes y creando melodías, o los que invierten millones en crear escenas épicas que quedarán por siempre en la retina de los cinéfilos. Claro, hay que pensar que ellos también son creadores, aunque lo que no está tan claro de qué tipo, si del partido que busca llegar al alma de los consumidores con bellas creaciones, o del que busca llegar nada más que al bolsillo cuando el usuario tiene que limpiar su ordenador de ciertos programitas que ni ha pedido ni quiere tener.

Los creadores del gusano Nopir-B colocan su creación en las redes P2P como un programa para hacer copias ilegales de CDs comerciales. Pero en realidad la aplicación no ofrece esta función, sino que intenta borrar los archivos de música en formato MP3 de los PCs infectados. Lo que el gusano no distingue, por cierto, es si esos MP3 se han conseguido de una manera legal o ilegal.

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